Me gusta caminar en solitario,
sentirme vivo en este mundo,
sonreír pensando en ti a diario,
tu foto en mi corazón, muy profundo.
Sentir el viento en mi cuerpo
y morir con el frío del invierno,
cerrar mis ojos y erizar mi piel
recordando tus brazos, mi delirio, mi miel.
Disfrutar de la belleza del paisaje,
indescriptible e incomparable,
resucitar del dolor que me nace
a través del recuerdo de tus ojos suaves.
Recordar el consentir de tu alma,
todos los días mientras mi mente trabaja,
tu energía y toda tu felicidad,
cuando vivíamos en la intimidad.
Y me encanta despertar, respirar,
nunca dejar de soñar,
ver, con tu sonrisa, el sol brillar
y el momento de verte, esperar.
Febrero, 2012
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